sábado, 17 de agosto de 2013

10 MARZO 1900

LAS CESANTÍAS

Un diputado leyó anteayer en los pasillos del Congreso al ministro de la Gobernación el telegrama en que “El Liberal” da cuenta del acuerdo del Ayuntamiento de Granada referente a cesantías y nombramiento de empleados. El ministro calificó con bastante dureza la conducta del Ayuntamiento, ofreciendo al diputado que le hablaba proceder con dureza. Nosotros nos permitimos poner en duda que el Sr.Dato se tome la molestia de reprimir los desmanes de sus correligionarios, porque el ministro de la Gobernación no puede ser tan torpe que no sepa que la suspensión de concejales y constitución de una mayoría incondicional hubiera  carecido de objeto, si ésta no se dedicaba sobre todo y ante todo a repartir los destinos municipales entre amigos y paniaguados. Comprendemos que el  Sr. Dato si no tenía hecha alguna recomendación que todo puede suceder, se sienta molestado y pesaroso de que sus amigos hagan un uso tan indiscreto de las facultades que la Ley les confiere y constituyen, por satisfacer pequeñas pasiones, al  desprestigio de la política general del Gobierno y a la negación del programa que hipócritamente sirve de bandera al Partido Silverista.

El  hecho en realidad es poco edificante. Acordar una docena de cesantías sin tomarse siquiera el trabajo de justificarlas con cualquier pretexto;  y nombrar en el acto los empleados que han de sustituir a los cesantes, sin modificación ni reforma que sirva de falaz disculpa,  a la polacada, revela una dosis de ingenuidad a la que no estamos acostumbrados. El Ayuntamiento y muy especialmente el alcalde y los concejales que adoptaron el acuerdo, se han hecho a sí mismos con esta airada determinación mucho más daño que el que hayan podido inferir a los padres de familia a quienes privaron del pedazo de pan que su trabajo les proporcionaba en los oficios municipales.

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