sábado, 24 de agosto de 2013

15 MARZO 1900

GRANADA. INICIATIVAS MUNICIPALES.

El Ayuntamiento de Granada, constituido recientemente por obra y gracia del Ministro de la Gobernación, ha comenzado a dar pruebas de sus grandes y provechosas iniciativas. Asegurada en sus manos la  posesión de la administración procomunal, no se ha contentado con menos que con simular la obra silvelista de la regeneración comenzando por la más trascendental para la vida de Granada. 

¡Sublime y generoso esfuerzo!  El Ayuntamiento granadino, nombrado por una Real Orden inconcebible, ha dejado cesantes la gran parte de los empleados de la Administración municipal, para satisfacer de tal suerte compromisos de partido, ambiciones de mando, privilegios de bandería, pasiones personales. Transcurrido el Carnaval se ha quitado la careta y se ha ofrecido al pueblo de Granada en todo el esplendor de su naturaleza esencialmente política. Desean los granadinos que en su Ayuntamiento no se haga política; que se estudien las reformas que la población exige; que se ocupen sus ediles del proyecto de la traída de aguas,del Camino de Ronda, de los adoquinados de las calles de la Alhóndiga y de las Tablas, del camino nuevo de la estación, de la Gran Vía, de toda que yo el Granada ha de proporcionar más amplia vida, desarrollo y trabajo, y nada de eso ha hecho el nuevo Municipio. Era de esperar. Le falta a ese Municipio el estimado Popular, el apoyo de la opinión; no cuenta con otros acicate con las de aquellos que creen que la mayoría de los granadinos viven en la China y se despachan a su gusto. El Gobierno y el Sr. Dato se han lucido, éste muy especialmente. El actual Ayuntamiento de Granada es de los que contribuyen a que se ponga una corona de opiniones a la estatua de la regeneración pública. Si el Gobierno procediese lógicamente, ese Ayuntamiento no debía proseguir un día más en sus funciones. Y si procediese con arreglo a Justicia, debía someterse el incumplimiento de la ley entraña el acuerdo que anteriormente menciono y que todos los granadinos han recibido con tristeza y con asco, a los tribunales. pero el pueblo de Granada, aunque indiferente y apático como nuestro país, ante las cuestiones administrativas y políticas  se contenta con tener en la Casa Municipal su verdadera representación, y en que en ella se ocupen sus administradores de administración sana y honrada, de proyectos de utilidad general, reformas necesarias para el desarrollo de la vida progresiva que Granada necesita y merece. Mientras eso no se haga, Granada acumulará en su floreciente seno muchas miserias y no pocas Angustias y no será la ciudad en que vivían en cariñosa unión la esplendidez de su Naturaleza y los esfuerzos de sus hijos. Granada pide reformas, reformas y reformas. De éstas me ocuparé en otros artículos. (Artículo firmado por Enrique Trompeta)

ECOS DE LA OPINIÓN. EL CAMINO DE RONDA.

Hemos recibido firmada por un apreciable suscriptor, la siguiente carta que publicamos llamando sobre ella la atención de quien corresponda, por tratarse de un asunto de gran interés para la población y respecto del cual se hacen observaciones que deben ser tenidas en cuenta. Dice así la carta: 

"Sr. Director de El Defensor de Granada. 

Se ha producido algún alarma entre los propietarios labradores de las huertas del pago de Arabial alto y Jaque del Marqués de esta ciudad, al ver que en estos días se están haciendo por dichas huertas los estudios del trazado de la ronda de las afueras. El fundamento de la alarma la producen los expresados propietarios y vecinos de las huertas, no sólo la destrucción que supone de tan preciosas fincas con casas de labor, habitación y recreo, al pasar por ellas cortándolas y ocupándolas semejante vía de la ronda, sino por el trastorno que habría de suponer la expropiación y el gran costo de la misma, máxime cuando estás huertas tienen ya sus casas magníficas construidas con portones y carriles de entrada por los caminos vecinales que atraviesan y circundan el pago y al atravesar la ronda por diferente dirección de como viene trazada la parte ya hecha, todas la huertas quedarían destrozadas. 

La ronda está ya construida hasta el portón de la Huerta Nueva de D. José Mª Márquez, callejón del Jaque, y se haya pagada la ocupación de la huerta de D. Francisco Chinchilla para su ensanche hasta cerca de las Casillas de los Prados en que entra el camino de la Torrecilla y bien bajando por éste, hasta el puente de Gabia, trayecto de unos 300 metros y después expropiando una faja de terreno lateral al Jaquesillo de Arabial bajo de las huertas de D. José Mª Marín, las de los señores Céspedes y otras dos de los herederos de D. Anastasio y D. Gabriel de Burgos se sale a la Cruz de los Carniceros, sin tomar de éstas huertas más que una faja de terreno en línea recta que ni las divide ni perjudica gran cosa y después por el Callejón de la Acequia Gorda ensanchándolo con terreno de las huertas laterales propiedad de Dª Julia Castillo López, D. Fernando Escavias de Carvajal y D. Mariano Santaló y López en pequeñas porciones sin perjudicar las fincas ni dividirlas ni ocupar sus casas, se sale al Puente Colorado en el río Genil por el que ha de pasar la ronda al camino de Armilla, cerca de San Sebastián por fuera del radio de consumos. 

Otro punto quizás más fácil es desde las Casillas de los Prados, callejón del Jaque hasta arriba hasta poco antes de llegar al pino gigantesco de la Huerta de D. Eduardo Moreno y salvando dicho árbol, pasar en línea recta al callejón de Gracia, tomando una parcela de unas 10 áreas de la Huerta de D. Enrique Moreno, hoy sus herederos, en cuyo trayecto no se causaría gran perjuicio a las fincas con el ensanche, y continuar callejón de Gracia abajo hasta la Cruz de los Carniceros ya citada. Este trazado sería de muy poco costo. Esto aconsejamos al Excmo. Ayuntamiento en evitación de los grandes costos y trastornos que habían de ocasionar las obras de la ronda por distinto sitio del trazado y los incidentes que traen de suyo las expropiaciones, y mucho más en fincas de tanto valor como las huertas de que se trata.

14 MARZO 1900

LA PLAZA DE LA TRINIDAD

Desde hace bastantes años constituye una aspiración de los granadinos la urbanización de la magnífica explanada dónde estuvo el antiguo Convento de Trinitarios. Concluida la demolición del edificio, obtuvo el Ayuntamiento, para destinarlo a vía pública propiedad del solar, y empezaron los proyectos para convertir en plaza de primer orden aquel anchurón que, por su emplazamiento en el centro de Granada, y al paso obligado de cuántas personas llegan esta ciudad por vía férrea, hace muchos años que debió ser puesto en condiciones de no ofender el ornato público. Actualmente, después de haberse igualado el piso y colocado las aceras, la urbanización de la plaza lleva trazas de no concluir nunca, pues el Ayuntamiento tiene en absoluto abandono los proyectos de construcción de jardines; y por lo que se refiere a la reforma de las fachadas en la acera y prolongación de la calle del Buen Suceso, no sabemos que se haya adelantado un paso desde que dejó la alcaldía el Sr. Gómez Tortosa.

No nos podemos explicar este abandono que no tiene disculpa en un asunto de tanta importancia y del mayor interés para la población. La única dificultad que pudiera alegarse, con visos de fundamento, sería la falta de agua para el riego de los jardines y arbolado; pero tal dificultad todo el mundo sabe que no existe en aquel sitio, pues el convento tuvo siempre agua corriente de sobra para la fuente que existía en el patio principal, ocupando el centro del edificio. Hoy la plaza por virtud del abandono que referimos, vuelve a tomar el aspecto de aduar marroquí que tuvo años atrás; algunos sitios de ella se han convertido en depósito de materiales y cascajo; la acera no urbanizada es un vaciero público, y los focos de luz eléctrica con que sea engalanado el antiguo solar resultan una irrisión al poner de manifiesto durante la noche aquel cuadro de incuria y abandono.

Llamamos la atención del municipio acerca de la necesidad de concluir cuanto antes las obras de esa plaza, y construir en ella los jardines proyectados, con lo cual habrá obtenido la población una mejoría de positiva y grande importancia.

PLAZA DE LA TRINIDAD EN OBRAS


sábado, 17 de agosto de 2013

11 MARZO 1900

LA DIMISION DEL ALCALDE

Se dice que el Sr. Tegeiro ha presentado o se propone presentar la dimisión de su cargo. Este rumor adquirió ayer consistencia con el hecho de no haber asistido a la Casa Consistorial ni aun para presidir el cabildo el Sr. Tegeiro. Sin que nosotros conozcamos el pensamiento del alcalde ni podamos afirmar o negar con la certeza que ofrece la propia convicción, los grados de solidez que puede revertir aquella noticia, debemos consignar que no la conceptuamos destituida de fundamento, porque la situación en que fatales consecuencias han colocado al Sr. Tegeiro es difícil para un hombre tan pundonoroso como él y acostumbrado respirar en el ambiente de la opinión, auras de simpatía y a oír los ecos halagadores del aplauso público.

El Sr. Tegeiro al que siempre ha profesado este periódico (“El Defensor de Granada”) excepcional estimación, ha sido víctima, en esta su segunda etapa de su vida pública, de errores transcendentes engendrados a nuestro juicio, en la confusión de ideas sobre los límites que separan el deber del hombre de partido, de los que tienen una autoridad que representa los intereses de un pueblo, siempre superiores a los de la política y a toda obligación de disciplina o gratitud.

En el orden político si el Sr. Tegeiro, aconsejándose exclusivamente de sus criterios de independencia, no se hubiese doblado en varias ocasiones, como lo hizo en el conflicto de los tablajeros a la imposición del Gobierno de Madrid, dejándose arrollar de la manera más injusta y depresiva;  y en el que motivó la suspensión de los concejales, hubiese arrojado la vara, con la gallardía que otra vez lo hizo, para ponerse al lado del pueblo y ocupar un puesto de honor en el banquete que la oposición pública hubo de ofrecer a sus compañeros, es posible que hoy no fuera alcalde, pero es seguro que contaría con el apoyo que desgraciadamente ha perdido de Granada, la cual no puede prestarlo a los que no se hallen dispuestos a sacrificar la vanagloria del poder, a la satisfacción profunda de vivir compenetrados con el sentimiento público que siempre se inspira en los altos ideales de la rectitud y de la justicia. De este modo, cediendo primeramente una pulgada y luego 100 metros de la inexpugnable posición que hubo de ocupar en la primera etapa de eso alcaldía, el Sr. Tegeiro se ha ido separando de una manera  insensible pero constante de sus conciudadanos que sin darse cuenta de ello, seguramente contra su propia voluntad, que juzgamos sana, y poco a poco ha dejado de ser alcalde de Granada, para ser alcalde de un partido. 

En tan crítico y difícil momento, cuando por consecuencia de esta evolución inconsciente, se halla el Sr. Tegeiro, muy alejado del sentir y del pensar del pueblo granadino; cuando la atmósfera de simpatía no tiene más apoyo que el de una organización política; un hecho también publico, pero sin concesiones con la política local, le separa en asuntos tan trascendentes y relacionados con la vida de Granada, como el de la luz eléctrica, de los criterios de los jefes de su partido, a cuya iniciativa y designación debe el nombramiento para el cargo que desempeña.

Roto el vínculo de su identificación con el Sr. Agrela, único que le ataba a la alcaldía; siendo pública la divergencia sufrida entre el alcalde y su jefe para apreciar un asunto cuya importancia, para el interés de Granada nadie desconoce, la situación del Sr. Tegeiro es en realidad insostenible, y lógico, por tanto, que haya presentado o se proponga presentar su dimisión.

Nota Actual: Para recordar la admiración que anterior a este episodio de la suspensión de concejales, que gozaba el Sr. Tegeiro, podéis consultar en este blog el día 14 FEBRERO 1900 el artículo titulado “A LA LABORIOSIDAD”.


LOS CONCEJALES

Circulan estos días rumores de que los concejales que fueron suspensos a consecuencia de un acto realizado en noble y legítima defensa del decoro de Granada serán en plazo brevísimo, integrados en los puestos a que hubo de llevarlos la opinión pública. No sabemos qué base de certeza pueden tener tales rumores; pero tampoco los consideramos inverosímiles; porque es cosa natural, y a nuestro juicio perfectamente clara que los dignos magistrados que han de resolver en definitiva este pleito (por malas engendrado en las turbias y revueltas ondas de la política) inspirándose, como siempre, en criterios de rectitud y elevándose sobre las miserias y egoísmos que decidieron al Gobierno a decretar la suspensión, pueden reconocer que la conducta de los concejales suspensos obedeció a móviles patrióticos y elevadísimos y se ajustó al cumplimiento de uno de los más sagrados y elementales deberes de todo buen ciudadano que consiste en protestar contra la injusticia y volver por los fueros de la verdad, si ésta ha sido inicua y torpemente ultrajada. 

Considerando la cuestión bajo este punto de vista, prescindiendo de intereses políticos que no deben tener eco ni ejercer influencia alguna en el ánimo de decisiones de los tribunales ¿a quién podría causar extrañeza que la sala correspondiente dictase un fallo de sobreseimiento libre, si en consecuencia estima, como estimamos nosotros y unánimemente la opinión, que esos concejales, no ya castigo, sino aplauso merecen por su proceder noble, desinteresado y patriótico? Para los espíritus escépticos, para los que han perdido absolutamente la fe en los ideales, para los que creen que no queda en el país nada sano, ni organismo alguno que resista al empuje de la presión oficial, podrá ser cosa inverosímil que una Sala de la Justicia falle en un asunto, sometido a su resolución en contra de lo que las conveniencias gubernamentales, mejor o peor interpretadas, aconsejen. A los que creen que aún subsiste la independencia judicial y estiman que los procesados se hallan exentos de toda culpa y más bien son dignos de pláceme que de correcciones, no les puede sorprender un fallo absolutorio, ni la consiguiente vuelta de los concejales suspensos al seno de la corporación municipal granadina.

10 MARZO 1900

LAS CESANTÍAS

Un diputado leyó anteayer en los pasillos del Congreso al ministro de la Gobernación el telegrama en que “El Liberal” da cuenta del acuerdo del Ayuntamiento de Granada referente a cesantías y nombramiento de empleados. El ministro calificó con bastante dureza la conducta del Ayuntamiento, ofreciendo al diputado que le hablaba proceder con dureza. Nosotros nos permitimos poner en duda que el Sr.Dato se tome la molestia de reprimir los desmanes de sus correligionarios, porque el ministro de la Gobernación no puede ser tan torpe que no sepa que la suspensión de concejales y constitución de una mayoría incondicional hubiera  carecido de objeto, si ésta no se dedicaba sobre todo y ante todo a repartir los destinos municipales entre amigos y paniaguados. Comprendemos que el  Sr. Dato si no tenía hecha alguna recomendación que todo puede suceder, se sienta molestado y pesaroso de que sus amigos hagan un uso tan indiscreto de las facultades que la Ley les confiere y constituyen, por satisfacer pequeñas pasiones, al  desprestigio de la política general del Gobierno y a la negación del programa que hipócritamente sirve de bandera al Partido Silverista.

El  hecho en realidad es poco edificante. Acordar una docena de cesantías sin tomarse siquiera el trabajo de justificarlas con cualquier pretexto;  y nombrar en el acto los empleados que han de sustituir a los cesantes, sin modificación ni reforma que sirva de falaz disculpa,  a la polacada, revela una dosis de ingenuidad a la que no estamos acostumbrados. El Ayuntamiento y muy especialmente el alcalde y los concejales que adoptaron el acuerdo, se han hecho a sí mismos con esta airada determinación mucho más daño que el que hayan podido inferir a los padres de familia a quienes privaron del pedazo de pan que su trabajo les proporcionaba en los oficios municipales.

domingo, 11 de agosto de 2013

27 FEBRERO 1900

LA CUESTIÓN MUNICIPAL. LO QUE DICEN LOS GRANADINOS.

Madrid. El Sr. Dato ha firmado hoy una disposición, confirmando la suspensión decretada por el Gobernador de 14 concejales del Ayuntamiento de Granada. Con esa noticia, referente a los dignísimos concejales suspensos, ha renacido con todo su vigor la cuestión municipal granadina. La brillante, nobilísima y patriótica defensa que esos 14 concejales hicieron del comercio, de la industria y del decoro de la ciudad de Granada, no ha podido tener más lúcido coronamiento. Merecer las iras de un gobierno impopular por defender los derechos de un pueblo, es el mejor premio que pueden apetecer en estos tiempos de bajamiento moral los ciudadanos amantes de su país. El Gobierno ha satisfecho sus deseos, después de haber ofrecido hipócritamente "lo que no puede decirse, o lo que si nosotros lo dijéramos" sería rectificado por ese mismo Gobierno. Ya se salvó el país; ya ha entrado el Sr. Silvela en el camino de la regeneración; ya tiene en el Ayuntamiento de Granada una mayoría dispuesta a hacer lo que no han hecho los concejales suspensos: a hacer política, política silvelista especialmente. Con la resolución del Sr. Dato, más trascendental para la vida y prosperidad de Granada que la reforma horaria del reloj de Gobernación, se han destruido en la hermosa provincia andaluza el foco de caciquismo, florece la planta de la moralidad y se cultiva el progreso reformista en las cimas de Sierra Nevada. ¡Se ha salvado el país!  Espiraba el plazo de 50 días que la ley determina para las suspensiones  gubernativas, y el Gobierno, que vacilaba entre la violencia y la ley, se decidió por fin a pasar el Rubicón, suspendiendo definitivamente a los dignísimos concejales votados en las elecciones últimas por el pueblo de Granada, y defensores entusiastas de las reformas locales y administrativas en el seno de la Corporación Municipal. Ya tenemos al Gobierno de Silvela haciendo la felicidad de Granada, con su Ayuntamiento de Real Orden, con sus caciques en directa formación, con todos los chirimbolos de un magnífico y superabundante patronato.

 –¡Bien por el Gobierno!- Dicen los granadinos- ¡Ya ha sonado la hora en la Torre de la Vela del Ministerio de la Gobernación! ¡Ya somos felices!- Exclamaron las clases populares.

¡Y qué felicidad!
Era el Ayuntamiento de que formaban parte los 14 concejales suspensos en el Municipio que proseguían las reformas de Granada, iniciadas en 1896. Compuesto de personas independientes, de políticos honrados, de granadinos de corazón, representaba el voto popular de la hermosa y simpática ciudad granadina. Bajo su efigie, como demostraremos en sucesivos artículos, Granada había prosperado, se había rejuvenecido y adquirido el color de las ciudades modernas. Comenzaba el periodo de prosperidad a la par que adquirían desarrollo extraordinario su comercio y su industria; y cuando esto ocurría, el Gobierno, el conjuro de un estimado particular inconcebible, desconocido en nuestro régimen constitucional y parlamentario, suspende al Ayuntamiento de Granada por el enorme delito de haber identificado sus sentimientos con los sentimientos de un pueblo que se sintió ofendido. Ya tiene Granada un Ayuntamiento Silvelista; ya tiene lo que no pudo conseguir el Gobierno en la lucha legal de los comicios; ya no administran sus intereses aquellos granadinos que el voto público había designado para satisfacer las aspiraciones granadinas. El Gobierno tiene ya Ayuntamiento suyo que le permitirá manejar la máquina electoral en próximas contiendas. Pero Granada ¿qué ha ganado? Granada pierde su representación, Granada verá paralizadas sus reformas; Granada pierde la confianza que tenía depositada en sus administradores. No es que los interinos que actualmente ocupan la casa municipal sean ineptos e imbéciles para administrar los intereses de Granada, no. Es que un régimen de interinidad imposibilita toda iniciativa provechosa para los intereses de esta ciudad, necesitada de espíritus independientes y corazones enérgicos que la defienda de los caprichos del caciquismo; es que no puede haber buena administración allí donde impera un exclusivismo político, es que no puede infundir la voluntad, el buen propósito que otorga la verdadera y legal representación del pueblo. En esto se funda esencialmente el privilegio de una sana y provechosa descentralización administrativa, aceptada y rechazada después por el Gobierno.

¡Triste suerte la de Granada! Cuando necesitaba un Ayuntamiento vigoroso, popular, confiado en la fuerza de la opinión pública granadina, el Gobierno le quita lo que es suyo. Con esos tristes y desdichados procedimientos, Granada no verá en plazo breve, a pesar de los buenos deseos de los concejales actuales, ni urbanizadas por completo muchas de sus calles, ni activadas las obras de la Gran Vía, ni resuelto el problema de las aguas potables, ni hermoseadas sus plazas entre las flores de sus riquísimos vergeles. De esto hay mucho que hablar y hablaremos. Lo diremos interpretando los sentimientos de Granada entera, sin distinción de opiniones políticas. El actual Municipio, nombrado por el Gobierno, habrá entrado en Granada; pero Granada la bella ciudad, necesitada de útiles reformas que ensanchen su vida y que proporcionen trabajo a la clase obrera, no ha entrado en ese Municipio.

LOS CONCEJALES SUSPENSOS. Los concejales suspensos que han sido objeto de las iras del gobierno son:

D. JOSÉ GÓMEZ TORTOSA: Exalcalde de Granada, muy aplaudido por la opinión en la época de su mandato. Es procurador de los Tribunales y milita en las filas del Partido Tetuanista.

D. SALVADOR MONTORO: Opulento propietario, agricultor industrial. No se ha significado en política y goza de grandes simpatías por su honradez e independencia.

D. FRANCISCO SÁNCHEZ ECHEVARRÍA: Industrial acaudalado y político independiente.

D. JUAN RAMÓN LA CHICA: Propietario  e industrial acaudalado. Pertenece a una familia que goza de grandes simpatías en Granada. Es independiente.

D. ENRIQUE SÁNCHEZ: Industrial acaudalado. Ha hecho su fortuna trabajando incesantemente. Es tetuanista.

D. PABLO PERALES: Persona de gran talento, que goza de muchas simpatías en las clases populares de Granada. Es republicano nacional.

D. LUÍS SANSÓN: Persona de gran respetabilidad por su profunda ciencia, su honradez acrisolada y su consecuencia política. Pertenece al Partido Republicano Nacional.

D. RAFAEL GARCÍA DUARTE: Joven e ilustrado médico. goza de posición independiente y de gran influencia en las clases obreras. Es republicano nacional y Presidente de la Asociación Obrera de Granada.

D. CARLOS AFÁN DE RIVERA: Joven ilustradísimo, que desde que entró en el municipio y tomó parte activa en la política, se ha distinguido por su independencia. Es hijo del ilustre poeta granadino del mismo apellido.

D. AURELIO ÁLVAREZ DÍAZ: Comerciante reputado. Pertenece al Partido Liberal Sagastino.

D. JOAQUÍN CASTILLO VALDIVIA: Abogado distinguido y propietario, que hasta ahora no había figurado en política. Hoy pertenece a la fracción tetuanista.

D. JUAN HORQUES: Médico de merecida reputación. Es gamacista.

D. ANTONIO SÁNCHEZ GALLARDO: Propietario de posición independiente.  Goza de grandes simpatías en la localidad  y es romerista.

D. TORCUATO LÓPEZ: Propietario y abogado.

Firma el artículo: Enrique Trompeta


Nota Actual: Puedes ver otras noticias anteriores relacionadas con el contenido de este artículo en este blog si consultas los días 5, 6 y 11 de Enero 1900 (“EL BANQUETE DE LOS COMERCIANTES”; “EL BANQUETE”; y “VISITA”)

sábado, 3 de agosto de 2013

24 FEBRERO 1900

SAN MATIAS

La calle de Navas no era ni con mucho, al comenzar el siglo XVI, lo que es en nuestros días. Era una estrechísima callejuela en la orilla del río Darro. En esa callejuela, húmeda y oscura, habían los cristianos habitado una dependencia en las casas conocidas por las de Spinolas, para que les sirviese de ermita un oratorio a San Matías, y esta ermita fue la que se convirtió en parroquia en el año 1505. Eran entonces muy escasos los vecinos en aquella parte de nuestra ciudad. En esa ermita de la calle Navas estuvo la parroquia de San Matías hasta que el emperador Carlos V vino a Granada el año 1526, y al ver la pobrísima Ermita del Santo Apóstol y por ser muy devoto de San Matías por haber nacido en su día  y porque en el mismo había vencido y hecho prisionero a Francisco I de Francia, ordenó construir a sus expensas la iglesia de hoy. En el altar mayor y en la portada de la iglesia se ven las armas del monarca Carlos V con las águilas imperiales en recuerdo de la victoria que hemos mencionado. El apóstol San Matías natural de Belén y por consiguiente paisano de Jesús, fue uno de los primeros en afiliarse a la doctrina de Jesucristo y el último que ingresó en su apostolado. Después de la Ascensión, reuniéronse los Apóstoles y 120 discípulos de Jesús en Jerusalén presididos por San Pedro. Tomando éste la palabra demostró a sus compañeros la conveniencia elegir un apóstol para que ocupase la vacante ocurrida en el Colegio Apostólico por la muerte desastrada del traidor Judas. Conforme todo el congreso con esta proposición de San Pedro presentáronse como candidatos dos de los discípulos que allí se hallaban. Uno se llamaba José Bársabas y el otro Matías, ambos tenían iguales méritos para la altísima dignidad que se trataba y por ello se acordó que la suerte decidiera el nombramiento. Habiéndolos sorteado resultó favorecido Matías, al punto fue nombrado Apóstol. Luego recibió el Espíritu Santo el día de Pentecostés y contribuyó con los demás apóstoles a la redacción de los Artículos de la Fé. Predicó en Palestina. El Pontífice de los judíos, Ananías el joven, que había martirizado y dado muerte en Jerusalén al apóstol Santiago el Menor, enterose de que San Matías estaba predicando en Galilea, lo hizo llamar a su presencia, lo mandó apedrear, y por último le cortó la cabeza.

Nota Actual: Son dos fragmentos tomados en distinto orden de un mismo artículo de EL DEFENSOR DE GRANADA publicado el 24 de Febrero de 1900 y firmado por NAUTILUS. Artículo que en su edición original concluye diciendo:

“(…) La parroquia de San Matías es hoy una de las más distinguidas de Granada, a ella pertenece gran parte de la industria, del comercio, de la banca y de la aristocracia. En ella están enclavados muchos de nuestros mejores hoteles: La Victoria, La Paz y La Alameda, así como el Ayuntamiento, el Liceo, el Casino, el Teatro Principal y el Salón de El Defensor de Granada (…)”

22 FEBRERO 1900

¡EL AÑO 1900 NO ES BISIESTO!

De cada cuatro años hay uno bisiesto. El año 1896 lo fue. Parecía lo natural el presente año de 1900 fuese bisiesto también. No lo es sin embargo. El Papa Gregorio XIII, para salvar la diferencia que había entre los 365 días del año y el tiempo que en realidad invierte la tierra en dar una vuelta completa a su órbita, dispuso que cada 4 años se aumentará un día el mes de febrero, pero con esto no se salvaba del todo la diferencia. Quedaban unos minutos nada más, pero que al cabo de muchos años pueden engendrar un importante error en la medida del tiempo. Para evitarlo Gregorio XII de acuerdo con el astrónomo Lilio, resolvió que los años final de siglo no fueran bisiesto, sino cuando las cifras de sus centenas fuesen divisibles por 4. Así el año de 1600 fue bisiesto porque 16 es divisible por 4; pero no lo han sido 1700, 1800 y 1900,  porque 17, 18 y 19 no son divisibles por dicha cifra.