CAUSA CELEBRADA AYER
La causa celebrada ayer comenzó en la Sala 1ª de esta
Audiencia, ante el Tribunal del jurado la vista de la causa seguida en el
Juzgado de Iznalloz, por parricidio y asesinato contra el presbítero D.Julián
Anguita García, su madre María García Castillo y sus tío Cándido y Miguel
García Castillo.
Desde muy temprano agolpase a la puerta de la Audiencia
numerosa muchedumbre que esperaba ver entrar a los reos. De ellos el Julián fue
conducido desde la cárcel a la Audiencia en coche; María, Cándido y Miguel a
pie entre parejas de la benemérita. El Julián vestía de paisano. Los pasillos de
la Audiencia estaban repletos de gente. Gran número de abogados concurrió a la
Sala del Colegio y después a la sección 1ª.
Hasta la 1 y media descansaron los
reos en la capilla de la antigua Cárcel de la Audiencia. De los 4 procesados,
solamente la madre mostraba en su semblante abatimiento. Abierta la sesión
pública por el Presidente, la muchedumbre, que no pudo ser contenida por los
ujieres, llenó la sala, que resultaba pequeña para una concurrencia tan
numerosa.
Constituido el Tribunal de Derecho y después de ocupar sus
respectivos sitios el fiscal y los defensores de los procesados, se pasó a la
constitución del Tribunal de Hecho. Revistados los jurados, se dio lectura por
el secretario de la Sala s los artículos de la Ley y se procedió al sorteo de aquellos.
Leyó el secretario las conclusiones provisionales del Fiscal
de S.M. y de las defensas, las diligencias de la autopsia, reconstrucción de
los hechos y demás que han practicado. Seguidamente el defensor de María García
Castillo Sr. Rodríguez Aguilera, pide para las declaraciones se siga el orden
en que aparecen las del sumario. El Fiscal se opone a esta pretensión.
DECLARACIÓN DE JULIÁN ANGUITA
Declara el procesado haciéndole el Fiscal la siguiente
pregunta: - “¿Qué pasó el día 10 de Octubre de 1898?”
Julián: - “Yo no sé nada ni recuerdo nada”.
Fiscal: - “¿Vd. Sabe si ha muerto su padre?”.
J: - “No sé, se me ha olvidado”.
F: - “¿Vd. Es sacerdote o no?”.
J: - “No sé lo que soy”.
Presidente: - “Reconozca Vd. Como desea el Sr. Fiscal la
libreta del CUADRANTE. ¿La reconoce como suya?”
J: - “No recuerdo”.
El procesado habla en voz baja y el Presidente le requiere
para que hable en alto.
P: -“¿Tiene madre Vd.?”
J: - “La tenía, pero no sé”.
Levantase la madre y le pregunta el Presidente si la
reconoce.
J: - “No”.
Sr. Rodríguez Aguilera: - “¿Recuerda Vd. Si ha venido alguna
vez a Granada a asuntos de un pleito; si le acompañó alguna vez a Granada su
tío Miguel; si su padre tenía bienes, si le acompañaba Cándido al colegio; si
sabe que le inculpan de la muerte de su padre?”.
Julián, nada. Nada sabe, de nada se acuerda, no sabe si él le
dio la muerte a su padre; no recuerda ni si nadie le habló para que diera
muerte a su padre; recuerda que la feria de Alcalá es por el verano.
F: - “Ignora Vd. que lo mataron ¿y sabe que nadie le ha
hablado para que mate a su padre?”.
J: - “No recuerdo”.
F: - “¿A quién quería Vd. más, a su padre, a su madre, o a su
tío Cándido?”
J: - “A todos igual”.
F: - “Afirme Vd. o niegue rotundamente ¿Tuvo Vd.
participación en la muerte de su padre?”.
J: - “Nada sé”.
F: - “Que se lean las declaraciones presentadas en el
sumario”.
Los señores Rodríguez Aguilera y D. Luis García se oponen,
entendiendo que no procede la lectura, por no haber habido contradicción. Piden
que conste su pretensión contraria a la lectura. Leense las declaraciones
prestadas por Julián en el sumario a los folios 142 vuelto, 155, 180 y 297
vuelto. El Presidente y el Fiscal preguntan al procesado si recuerda las
afirmaciones que hizo en el sumario, y que acaban de leerse.
Julián dice que de nada se acuerda, ni remotamente; ni
siquiera de haber prestado declaración.
F: -“¿Reconocería Vd. el palo de la silla que le sirvió?”.-
Le presentan el palo y abren la caja se hallaban la piezas.
A los golpes dados por el carpintero adviértese turbación en
el rostro de Julián.
De la caja se sacan un sombreo, varias piedras manchadas de
sangre, un barril, un vaso, una botella rota por el cuello, un barrilito que
contenía un líquido de color violáceo y otros efectos hallados en el lugar del
crimen. El procesado dice que nada reconoce ni recuerda.
DECLARACIÓN DE CÁNDIDO GARCÍA
F: - “¿Qué pasó el 10 de Octubre?”.
Cándido recuerda que salió con Julián para Granada, como
otras veces había venido. Que su hermano Miguel salió con su cuñado. Que en
Pedernales encontró a Antonio; que no vio con él a Miguel. Que al llegar a
Cuesta Blanquilla se pusieron a comer y comiendo se marearon más. Que él se
recostó trastornado y vomitó por efecto de la borrachera. Por esto no sabe lo
que pasó ni lo que hizo su sobrino. Que era ya de noche. Que cuando despertó de
la jumera, a golpes que oyó, ya su sobrino había desaparecido, sin que supiese
quien había producido los golpes. Que él y su sobrino empezaron a beber en
Alcalá; luego en el Ventorrillo siguieron bebiendo. Que no sabe si su hermana y
su sobrino trataban mal a Antonio, porque si reñían no era delante de él. Que
cuidaban a su cuñado lo razonable; que a Alcalá y a Valdepeñas no fue por
veneno sino por una bebida para matar gusanos.
F: -“¿Pero no hay botica en el Castillo?”
C: -“Es que yo había ido con carga allí”.- Añade que Julián
gastaba navaja para comer, pero no recuerda sus dimensiones.
P: - “¿Reconoce Vd. ese palo que había al lado del cadáver?”.
C: -“¡Si éste no lo he visto yo hasta ahora! Cuando volví al
Castillo me fui a casa derecho y hasta después de muchos días no fui a casa de
mi hermana”. Dice que no recuerda haber llevado cartas después del crimen, ni
antes de ser descubierto.
F: -“Que se lea su declaración del sumario”.- Es leída la
declaración prestada por Cándido.
Los defensores discrepan entre si sobre si se interroga a
Cándido después de leída su declaración, y con el fiscal sobre si se leen esa y
otras declaraciones. Protestan. Se lee la declaración de Cándido, y su defensor
interrumpe la lectura con otra protesta.
Cándido reconoce las firmas con que suscribió las
declaraciones del sumario.
Pregunta la defensa marcando los puntos sobre que versó la
declaración del procesado ante el Juez. Julián afirma que no vio que Julián
vasos de refresco a Antonio Anguita. Que los golpes que oyó cuando descansaba
de su borrachera, tuvo que darlo Julián, porque cree que nadie más que él había
por allí; que no sabía que se iba a matar en Pedernales a su cuñado; y que él
no manchó sus manos con sangre de Antonio Anguita.
Cuanto a la intervención que a Miguel García se supone en el
hecho, la declaración de Cándido le es favorable.
El defensor de María García Sr. Rodríguez Aguilera pide que,
estando muy cansado el declarante, y teniendo que hacerle él muchas preguntas,
por efecto del largo tiempo que lleva declarando, se suspendiera la vista 5
minutos. Así lo acuerda la sala.
SE REANUDA EL JUICIO
A los 10 minutos de suspensión se reanuda la vista
continuando su declaración el procesado Cándido García.
La defensa de Julián le pregunta cuál de sus declaraciones
son verdad y cuáles no. El procesado no contesta.
A otras preguntas dijo que salió del pueblo a las 10 de la
mañana y no recuerda cuando llegó a Pedernales añadiendo que su estado de
embriaguez le impidió hacerse cargo de nada.
Sr. García: -“¿Dónde mataron Vds. a su cuñado?”.- El defensor
de Cándido, Sr. Medina, protesta de esta pregunta y queda sin contestar.
Sigue preguntando el Sr. García diciendo Cándido que quería
mucho a su sobrino y por eso fue con él. Añade que su primera declaración ante
el Juez la prestó estando borracho, y que quien lo emborrachó fue un guardia
cuyo nombre no sabe. Dice que no aconsejaba a su hermana en sus pleitos.
Sr. García: -“¿Por qué entonces decían que era Vd. su
consejero y secretario?
C: -“Consejero, no, señor.
Sr. G: -“¿Y secretario si?”
C: - “Secretario tampoco”.- Concluye esta parte de la
declaración negando todos los cargos sobre concierto para el crimen; que Julián
era de carácter apacible y María enérgica; y que la familia costeó los estudios
de Julián.
Al Sr. Rodríguez dijo que vino varias veces a Granada con su
cuñado y otras con Julián, que no le extrañó encontrar a Antonio solo en
Pedernales porque conocía bien el camino y que María jamás le propuso el
crimen.
Niega en redondo que revelara el crimen a Miguel, como éste
ha declarado en el sumario y afirma que no ha hablado con el de tal cosa; y concluye
diciendo que el poder que tenía de los Anguita lo otorgaron Antonio y su cuñada
Ana pero no María.
F: -“Las 5 declaraciones que tiene Vd. prestadas, ¿las hizo
estando borracho?”.
C: -“Sí, señor”.
F: -“¿Y cómo las prestó Vd. en el espacio de 3 días? ¿Resulta
que tomó Vd. 5 borracheras en este tiempo?”.
A la última pregunta del Fiscal dijo que Julián no estaba antes
del crimen atontado como aparece ahora.
MARÍA GARCÍA CASTILLO
Comienza diciendo a las preguntas del Fiscal que se enteró de
la muerte de su marido cuando el párroco le envió la carta de Málaga. Antonio
dice que tenía dinero y que ella le dio además para el viaje 30 o 40 reales; y que
no le extrañó que tardase en volver porque pasaba en Granada grandes
temporadas.
Tenía 4 o 5 pleitos y su marido la otorgó poder para ellos a
fin de evitar que le engañasen.
Pregunta el Fiscal sobre los malos tratamientos al esposo y
la procesada niega con gran energía expresándose con bastante viveza y
habilidad.
F: -“¿No fueron Vds. a una farmacia buscando un veneno?”.
M: (Con energía) –“Eso es un falso que me han levantado. Todo
lo escrito contra mí es mentira porque me tenía odio por los pleitos”.- Dice
que ella no supo la salida de su hijo y Cándido, y no le extrañó volviese
Julián a la noche tarde, porque muchas veces pasaba varios días en la
parroquia.
F: - “¿Su marido de Vd. tenía una nube en un ojo?”
M: -“Sí, señor”.
F: -“¿En cuál?”.
M: -“Creo que en el derecho”.
F: -“¿No sería en el izquierdo?”.
M: -“No me acuerdo ahora”.
Interrogada por su defensor dice que su marido le otorgó
poder para todo ante el notario D. Alejandro Motón. Pide la defensa se haga
constar lo dicho, lo niega el tribunal y a ruegos del letrado se consigna en
acta la petición y el acuerdo.
Dice María que el pleito era contra D. Antonio Castillo y
éste era alcalde de Locubín; que Miguel le aconsejó desistiera por lo
influyente que era el alcalde y añade que los pleitos hacían que ella y su
marido vinieran infinidad de veces a Granada.
A petición del Fiscal leese la declaración que dijo María que
sólo aconsejó dieran a Antonio un veneno para atontarlo. A llegar la lectura a
este punto exclama: -“¡Todo eso es mentira!”.- Añade que Castillo es el autor
de todo y que la odiaba hasta el punto de ganar a una muchacha, a quien sacó
del hospicio, haciéndola su enemiga.
Al Sr. Bueno dijo que Miguel García le daba una cantidad que
ella iba cobrando en servicio.
Al Sr. García contestó que había tenido 14 hijos de
los que sólo ha sobrevivido Julián y que éste padeció muchas enfermedades.
Julián es medio tonto, muy obediente, ignorante y apacible. Cree que no es
autor de la muerte de su padre ni tampoco Cándido.
A: -“¿Vd. se casó por interés con Antonio?”
M: -“Yo he cumplido siempre mis deberes”.
F: -“Siendo tonto Julián ¿por qué le ha hecho Vd.
cura?”.
M: -“Para que no estuviera siempre en el campo con un
azadón”
F: -“Y siendo tonto ¿cómo decía misa?”.
M: -“La dice como puede”.
MIGUEL GARCÍA CASTILLO
Lo único que discrepa la declaración del procesado de
las que dio en el sumario es en afirmar que la revelación del crimen no se la
hizo Cándido en la calle, sino en la cárcel de Alcalá. Procura también desvirtuar
cuanto ha dicho en el sumario acerca del carácter de su hermana, y dice creer
en su inocencia así como en la de Cándido y su sobrino.
Se celebraron dos careos sobre detalles sin
importancia entre este procesado y sus hermanos Cándido y María.
PRUEBA TESTIFICAL.
Antonio García Castillo.- Hermano de los procesados,
hace uso del derecho que le concede la ley, y no declara.
José María Cea.- Es el sacristán de Locubín y según
dice, el único amigo que tenía Julián en el pueblo. Julián por su carácter era
antipático a la gente, se limitaba en el ejercicio dl sacerdocio, a confesar y
decir misa; pero no predicó nunca. José Cea fue a llevar las cartas de Málaga,
las entregó a María y esta lloró al saber la noticia.
Interrogado por la defensa dice que exteriormente le
parecía Julián un hombre bueno y no lo cree capaz de haber discurrido él solo
el crimen. Dic que siendo muy obediente al párroco lo era mucho más a su madre.
Al Sr. Rodríguez Aguilera dijo que Anguita negó siempre que maltrataran él y su
madre a su padre.
D. Antonio Calderón.- Es el cura párroco del Castillo
de Locubín. Dice que Antonio Anguita era muy buena persona, y que tiene a María
en mal concepto, especialmente por lo que se decía de público acerca de su
conducta con su marido. Julián cumplía con sus deberes aunque es hombre de poca
inteligencia, y por ser antipático a la mayor parte de los feligreses
intervenía en pocas ceremonias. Era amigo de la soledad, y no habló nunca con
él más que de las cosas del culto. Cree que en el crimen debe haber intervenido
una mente más despierta.
Concluida la declaración del párroco, siendo ya las 7
de la tarde que continuará hoy a las 12.
NOTA ACTUAL: En
la entrada del “5 JUNIO 1900”, se pueden ver los antecedentes del juicio de
este crimen. Y continúa en la del “10 JUNIO 1900” con la sentencia. O Bien consultar la etiqueta "Castillo de Locubín".
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